jueves, 24 de noviembre de 2016

Definición, lenguaje y autores

1.      Definición e influencias:
o El Modernismo reacciona tanto contra la estética realista (la imitación de la realidad y los principios positivistas), como contra los excesos retóricos y la grandilocuencia del Romanticismo.
o Se trata de una estética elitista, que busca la evasión a través del arte, pues los artistas modernistas detestan el materialismo que impregna la sociedad burguesa, así como sus falsos valores morales. Decía Rubén Darío: “Veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos: ¡Qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer!

o Podemos definir el Modernismo como una estética que defiende el valor de lo subjetivo en el arte y que pretende el regreso a la belleza a partir de la recuperación de los valores sensoriales del verso: la musicalidad, la luz, el color... El Modernismo recoge, además, el tono sugerente y evocador del Simbolismo francés, que defiende el poder de la intuición y del símbolo como medio para acercarse tanto al objeto artístico como al propio mundo. El Modernismo literario nace en Latinoamérica, de la mano de Rubén Darío, quien, a partir de sus viajes a España, difunde el nuevo estilo entre los escritores españoles de comienzos de siglo.
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2.      El lenguaje modernista:
a.      Estilo y características:
                                            i.Temas: la temática de los poemas modernistas revela un anhelo de armonía en un mundo que se siente como inarmónico; el poeta ansía la plenitud y la perfección, pero vive rodeado de vulgaridad y materialismo. Por ello, algunos de los temas recurrentes en la poesía modernista serán:
  •  La melancolía: expresada a través de símbolos, como la tarde o el otoño.
  •  El escapismo de la realidad: tanto espacial (exotismo oriental, gusto por las mitologías paganas, animales lejanos, etc.), como temporal (pasado medieval, renacentista, dieciochesco, etc.) Por otra parte, los poetas modernistas defendieron el cosmopolitismo como una faceta más de la necesidad de evasión, del anhelo de perseguir lo aristocrático. París, con su bohemia, sus cabarés, sus barrios..., se convirtió en meta y tema artístico. También tendrá cabida el indigenismo americano, como una manifestación más de la búsqueda de culturas exóticas.

                                          ii.Lenguaje poético: la característica más destacada del lenguaje poético modernista es la búsqueda de los valores sensoriales y la preocupación por la perfección formal. Es, según Pedro Salinas, una “literatura de los sentidos”. Esta preocupación por la musicalidad del verso se consigue a través de diferentes medios:
  •  Efectos plásticos (“amor lleno de púrpuras y oro”) y sonoros.
  •  Simbolismos fonéticos (“Las trompas guerreras resuenan”) y aliteraciones (“bajo el ala aleve del leve abanico”).
  •   Antítesis y oxímoron: “Está mudo el teclado de su clave sonoro”.
  •  Empleo de la sinestesia: “verso azul”, “furias escarlatas”, “risa de oro”, “blanco horror”, etc.
  •  Léxico enriquecido con voces de exóticas resonancias: unicornios, dromedarios, pavanas, pagodas...
  •  Imágenes y metáforas sorprendentes: “La poesía es la camisa de mil puntas cruentas que llevo sobre el alma”.

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b.      Métrica
  •  La búsqueda constante de la musicalidad del verso llevó a los poetas modernistas a un cuidado extremo del ritmo poético y de la forma.
  •  Se utilizan preferentemente versos de arte mayor, como el alejandrino (a partir del cual se componen sonetos), el dodecasílabo y el eneasílabo. También se recuperan viejas formas, como el hexámetro clásico.
  •   Se da la creación de nuevos metros y el intento de libertad métrica con versos largos y anisosilábicos. Se experimenta con la introducción del versículo, lo que supone una auténtica revolución formal que abrirá el camino a una nueva forma de componer poesía.
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3.      Autores y obras
a.      El Modernismo en Hispanoamérica: Rubén Darío.
  •  La figura más relevante del modernismo en Hispanoamérica es, sin duda, el poeta nicaragüense Rubén Darío, que introdujo el movimiento en España a partir de sus dos viajes a nuestro país en 1892 y 1899. No obstante, como precursores del movimiento, debemos mencionar a otros poetas, como José Martí, Gutiérrez Nájera o José Asunción Silva.
  •  En la obra de Rubén Darío pueden apreciarse dos fases diferenciadas: una primera, caracterizada por el preciosismo formal y el culto a la belleza sensible, que se manifiestan en poemarios como Azul o Prosas profanas, y una segunda, en la que se atenúa parcialmente el preciosismo formal y se busca un estilo más intimista, donde aparecen con mayor frecuencia los temas americanos (El canto errante).
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b.      Modernismo en España
  •  El modernismo practicado por los autores españoles presenta algunas diferencias respecto del estilo de Rubén Darío, especialmente, respecto de su primera etapa. En primer lugar, en la poesía española modernista, la influencia del simbolismo francés es muy notoria y la poesía guarda un fuerte carácter intimista. Asimismo, a pesar de que también existe un cuidado exquisito por la métrica y el ritmo poéticos, se da un menor efectismo formal, en un estilo que podría calificarse como más contenido y sobrio.
  •  Como precursores del modernismo español debemos mencionar a Ricardo Gil, Manuel Reina y Salvador Rueda. Sin embargo, los poetas más representativos de este movimiento en España son, sin duda, Manuel y Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. No obstante, todos ellos, aunque modernistas en determinados momentos de su carrera, traspasan las fronteras de este movimiento y se circunscriben también dentro de otras corrientes estéticas (Antonio Machado en la Generación del 98 y Juan Ramón Jiménez en el Novecentismo, por ejemplo.
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                                                            i.      Antonio Machado
  •  La poesía de Antonio Machado se halla poderosamente influida por el simbolismo y representa la faceta más introspectiva e intimista del modernismo español.
  •  No toda su obra puede caracterizarse como modernista, pero sí se aprecia claramente esta influencia en una de sus obras más representativas: Soledades, de 1903. Los temas principales serán el paso del tiempo, los sueños, la juventud perdida y el problema de la muerte. La obra está plagada de símbolos: la tarde (el triste y lento declive), el agua y la fuente (símbolo complejo que expresa la antítesis entre la alegría y el dolor), los caminos (las sendas de la vida por las que transitamos y que nos conducen al ocaso), el huerto (símbolo de la ilusión y del recuerdo infantil), etc.
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                                                          ii.      Manuel Machado
  •  La influencia modernista se observa, sobre todo, en su primer poemario, titulado Alma (1900), en el que aparecen paisajes exóticos, erotismo, dolor por el mundo, voluntad de evadir la apatía y el amor por lo hispánico. Este libro incorpora los tópicos del otoño, la melancolía, Oriente, Castilla, la españolidad sureña y árabe, Versalles...
  •  En sus obras posteriores se abandona parcialmente la influencia modernista y se exploran otras vías expresivas, como la poesía urbana en el Mal poema (1909) o la poesía popular en Cante hondo (1912).
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                                                        iii.      Juan Ramón Jiménez
  •  En la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez, que se extiende hasta mediados del s. XX, se observa una profunda evolución, por lo que solo podemos caracterizar como “modernista” (y con matices) su primera etapa creativa, que llega, aproximadamente, hasta 1915.
  •  En sus primeros poemarios, Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) la influencia que sobresale por encima de las demás es la del simbolismo, pero ya en Las hojas verdes (1905), Baladas de primavera (1910) y Pastorales (1911), encontramos una clara voluntad de experimentación que incorpora elementos modernistas, sobre todo métricos. En sus siguientes obras, Juan Ramón Jiménez iniciará un proceso de “depuración poética” que lo llevarán a practicar un estilo más puro y sobrio. No obstante, se siguen rastreando en su obra rasgos modernistas, como, por ejemplo, el uso sistemático del alejandrino en las dos obras que cierran este primer periodo creativo del autor: Melancolía (1912) y Laberinto (1913).
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